A los seis años, llámenme tonto,  tuve la idea de pedirle a mi papá que me diera mi primera clase de guitarra. A los nueve años fui aceptado al Conservatorio de Milán en la clase del maestro Ruggero Chiesa, de la cual me gradué con altas calificaciones.

Unos años después de graduarme, de repente me aburrí de la guitarra. Cada vez me gustaba más el laúd, por lo que decidí empezar a estudiar. Aprendí la técnica de algunos de los maestros más prestigiados de este instrumento: Paolo Cherici, Jakob Lindberg, Paul O’Dette y, sólo para evitar que cualquiera se enojara, tomé una lección con H. Smith.

Grabé un disco con laúd intitulado “The King of the Lute” (El rey del laúd) y, para satisfacer la nostalgia por mi instrumento anterior, grabé otro con una guitarra del siglo XIX: "Fandango y Rondo".

Ambos discos fueron producidos de forma completamente independiente pues algunos amigos y yo queríamos encontrar una compañía disquera que se dedicara a la guitarra e instrumentos similares. Ya pueden imaginarse como nos fue… Vale la pena mencionar que el disco de laúd ha sido reseñado con entusiasmo por la prestigiosa “Society of the Lute” (Sociedad del laúd) de Londres.

Toqué en Italia y otras partes, pero en un momento dado, cansado de los paupérrimos salarios y de las inmensas dificultades para encontrar escenarios adecuados, decidí dejar de presentarme en público.

Durante 20 años he organizado un festival internacional que ha presentado los guitarristas y laudistas más sobresalientes, logrando que un desconocido suburbio de Milán se convierta en un sitio de moda para reunirse y estudiar para muchos amantes de los instrumentos de cuerda.

En 2011 grabé el disco “Bagatelles”.

Hoy en día enseño guitarra, toco para mis amigos y paso mi tiempo libre construyendo modelos de locomotoras de latón y cuidando de mis bonsái.